Realmente tienes un don para mantener la calma ante cualquier tormenta, susto de salud o pesadilla administrativa. Y esto se debe a que tienes un enfoque idiosincrásico para vivir tu día a día. Tu agenda no se parece a la de los demás (¡o quizá ni siquiera tengas una!) y sí, tu apartamento suele ser un desastre, pero donde los demás ven caos, tú ves un don. Puedes estar a la altura de cualquier ocasión porque siempre estás preparado para la batalla. Aunque eres el héroe de todo el mundo, vivir así supone un gran desgaste para tu sistema nervioso. Aprender a desconectar y abrazar la quietud es tu mayor reto. La integración -y probablemente el éxito- llega cuando reduces la velocidad y comunicas tus rituales únicos a los demás. El mundo tiene mucho que aprender de tu forma de vivir.